TEATRO REAL DE MADRID

Antes de iniciar nuestro recorrido por lo que actualmente conocemos como el TEATRO REAL DE MADRID es necesario conocer un poco de su historia.



Debemos recordar que Madrid que tiene un origen árabe, tiene su inicio en el siglo IX, con la construcción de una fortaleza en la zona promovida por el emir cordobés Mohamed I (852-886) durante la época del Emirato omeya de al-Ándalus. En la segunda mitad del siglo IX, el emir hizo elevar un alcázar de corte militar cuya utilidad era la de defender el paso fronterizo denominado “Marca Media” y frenar el avance de las incursiones cristianas hacia Toledo.
A su vez, se elaboró una muralla de pedernal que rodeaba los terrenos donde se asentaban. Esta muralla dejaba al descubierto la actual zona de la Plaza de Oriente, que era un terreno muy irregular y donde se cultivaban diversos productos y que era denominado junto con la Plaza de la Armería como Campo del Rey. Pero no estaba totalmente desprotegido, ya que se construyó una atalaya para vigilar las posibles invasiones cristianas. En el año 977 el califato de Córdoba se desintegra, Madrid pasa a formar parte del reino taifa de Toledo y posteriormente al rendirse Toledo a Alfonso VI de León y Castilla entre 1083 y 1085, la ciudad pasa a manos cristianas sin lucha, como otras varias poblaciones del reino castellano.

Es entonces en el siglo XI cuando Madrid es incorporado a la Corona de Castilla. A partir de ese momento es cuando Madrid comienza un proceso lento pero constante de crecimiento en su territorio, población e influencia, que abarca todo el periodo medieval hasta situarse a fines del siglo xv como una de las principales ciudades de Castilla. Resultado de este proceso de crecimiento, entre otras razones, sería su designación como sede de la Corte por Felipe II en 1561, convirtiéndose en la primera capital permanente de la monarquía española.

La ciudad se repuebla con cristianos del norte, sin que ello conlleve la expulsión de la población judía y musulmana, si bien algunos edificios religiosos musulmanes son requisados.

Existen algunos remanentes de la atalaya Torre de los Huesos. El área en el que se ubica, primitivamente atravesado por el arroyo del Arenal y después conformado por huertos e instalaciones artesanales, quedaba fuera del recinto amurallado árabe. La torre del siglo XI se situaba justo al borde del barranco del arroyo y protegía los arrabales próximos. La torre, que toma su nombre por su proximidad con el antiguo cementerio islámico de la Huesa del Raf donde enterraban a todo aquel caído en la guerra de defensa y reconquista española, tiene planta cuadrangular.


La ciudad se repuebla con cristianos del norte, sin que ello conlleve la expulsión de la población judía y musulmana (si bien algunos edificios religiosos musulmanes son requisados; de esta forma, la mezquita mayor se transforma en iglesia bajo la advocación de Santa María). De esta época temprana de dominación cristiana datan los cultos a los patrones de Madrid: la Virgen de la Almudena, de la que según la tradición se encontró una imagen en la muralla exterior el 9 de noviembre de 1085, y san Isidro Labrador, nacido hacia el año 1082 y muerto el 30 de noviembre de 1172, santo patrón de la villa.

Predecesor al teatro Real:
Para poder entender un poco la historia tenemos que darle rienda suelta a nuestra imaginación; detrás de lo que se conoce actualmente como la plaza de Oriente había un gran socavón o barranco que como lo hemos indicado más arriba era sonde se encontraba el cementerio musulmán.

La afición del primer borbón, Felipe V, por la ópera italiana, sirvió de pretexto para la construcción del último gran corral de comedias madrileño: el primer coliseo de los Caños del Peral, así llamado por levantarse en un solar cercano a los lavaderos con ese nombre conocidos y construidos en 1542.

Durante el siglo XVIII bajo el reinado de los Borbones se manda a rellenar ese barranco con toneladas de arena, de allí el nombre de otra de las calles confluentes a lo que actualmente es el teatro Real; la Calle Arenal. Y se construyó el Teatro de los Caños del Peral; con el rumor de sus 57 pilas, el escenario de los Caños sirvió de albergue a las compañías italianas en los primeros años del siglo XVIII, 23 en un corral renovado hacia 1713 y convertido en el primero de los teatros de planta italiana levantados en la plaza de Isabel II en 1737, que se mantuvo en pie hasta 1817. El teatro suspendió sus actividades durante los años de la guerra de independencia. En 1816, ante el mal estado del edificio y debido a que el proyecto de reforma de la Plaza de Oriente contemplaba la construcción de un nuevo y gran teatro de ópera, el Ayuntamiento decidió la demolición del edificio, que finalizó en abril de 1818.

Fernando VII, por Real Orden de 7 de enero de 1817, ordena la remodelación de la Plaza de Oriente y la construcción de un teatro de ópera en el mismo solar en el que, hasta hacía apenas un año, se había ubicado el Real Teatro de los Caños del Peral, encargándose las obras el 1 de octubre de 1817 e iniciándose los primeros trabajos de construcción del edificio y la colocación de la primera piedra del Teatro Real el 23 de abril de 1818.  El arquitecto encargado de tan fenomenal obra sería Don Antonio López Aguado a quien se le dio carta blanca para que lo diseñara de forma libre por lo que el realizó el diseño en forma de un ataúd, curioso no? No sabemos porque lo hizo así, sería porque se estaba construyendo sobre lo que fue un antiguo cementerio? No lo sabemos con exactitud.

A partir de esta fecha el teatro ha ido escalando en renombre mundial y muchas grandes óperas y obras de teatro se han desarrollado en el recinto. En octubre de 1925, un hundimiento provoca el cierre provisional del teatro y el inicio de unas obras de reconstrucción que se prolongaran 41 años, sin lograr su reapertura.

La Guerra Civil (con el estallido de un polvorín instalado dentro del edificio) y las dificultades de la posguerra obstaculizan aún más las obras, que quedan en un estado de semiparalización.

El teatro fue abierto nuevamente en 1997 y desde entonces se ha convertido en uno de los centros más importantes del mundo. Gracias a que existen jornadas de puertas abiertas tuve la oportunidad de conocer esta maravilla desde dentro de donde se puede observar la exquisitez, el buen gusto y el esqueleto de lo que es una verdadera magia de la arquitectura.

Espero te haya gustado el pequeño recorrido en la historia y a través de las imágenes






 













 










 
 


 




 












































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